El desafío está en “nutrir con esta información todas las decisiones de producto, gestión, servicios, experiencia, relación y aplicando ese conocimiento lograr la preferencia sostenida, la tan ansiada relevancia en el cliente”, añade.
La experiencia del cliente multicanal implica mucho más que la mera configuración de una solución tecnológica para cada canal. Las preguntas, entonces, son: ¿Esa data de la voz del cliente, dónde está? ¿La tiene Marketing, Comercial o Customer care? ¿O está directamente en control del CEO? ¿Quién es responsable de que esa data esté integrada?
“En un mundo smart, donde la data manda, no parece difícil contar con ella, sin embargo, la orquestación de toda la información disponible en toda la compañía para tomar decisiones genera un desafío mayúsculo y mayor aún el de aplicarla. La orientación al cliente real, implementada a conciencia, interpela a las empresas y sus equipos desde su cultura hasta sus procesos”, asegura la CEO de Destí.
Investigar y actuar
Por su parte, Paulo Nuchi, socio y director del área de Contenidos Cuantitativos de Provokers, asegura que “desde el punto de vista del research (investigación de mercado), no hay límite en entender la experiencia, las necesidades y las sensaciones respecto a un servicio o una marca”. Y añade: “El punto es luego tratar de determinar qué hay detrás de esa demanda y traducirlo en opciones que sean operables para una marca o servicio. Obviamente, una marca no puede dar todo, pero sí necesita conectar eficientemente con sus usuarios o consumidores”.
En este punto, hay que destacar la famosa máxima en el mundo de los negocios que se asegura que el cliente siempre tiene la razón. Y, aunque esto pueda no ser acertado en algunas ocasiones, las empresas sí deben preguntarse si le están dando a sus clientes todo lo que piden. “Aquí podríamos distinguir dos grandes tipos de organizaciones: las nativas digitales, que nacieron pensando en la relación que mantendrán con el cliente y en cómo responder a muchas de las problemáticas que deberán abordar, y las que se están transformando o deben hacerlo”, dice Carlos Rozen, socio de BDO Argentina a cargo de las prácticas de consultoría.
Pero el consumidor es el mismo. “Entonces, esta carrera por cautivar al mismo cliente que experimentan estos dos tipos de organizaciones requiere de inteligencia y de tecnología desde su núcleo. En esencia, si la transformación cultural buscada no ataca al núcleo, no es transformación real. Se trata de transformar a toda la organización, apalancados en concientización, formación y motivación, y claros liderazgos digitales con fuerte orientación al cliente”, suma Rozen.
Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta qué pasa y cómo responder en los diferentes canales. “Los consumidores y usuarios son y no son los mismos en su viaje por los distintos canales. Nuestros estados de ánimos y emociones no son los mismos en todo momento u ocasión. Pero, al mismo tiempo, nuestro anclaje con la marca o servicio es único. Lo que la marca nos propone simplemente es y lo esperado es que sea consistente con su oferta en los distintos puntos de contacto con los distintos clientes”, detalla Nuchi.
En este sentido, Rozen opina: “La experiencia del cliente multicanal implica mucho más que la mera configuración de una solución tecnológica para cada canal. Es por eso que muchas organizaciones terminan contratando a no expertos. Y la consecuencia de esto es un sinnúmero de proyectos que quedan en el camino”.
También hay que definir prioridades y espacios de acción alternativos para proteger esa experiencia diseñada frente a posibles desviaciones. “El entrenamiento también forma parte de la lista ineludible de requerimientos para articular internamente la experiencia. Y, por supuesto, es indispensable la convicción compartida: personas empoderadas que conocen cuál es el Norte de la organización de la que son parte y se lo apropian. Ellos serán quienes se ocupen de conectar, sin dudar, aquella conexión que no quedó establecida por protocolo”, detalla el socio de BDO.
Por último, Tatiana Stanislawowski, directora de estrategia en Destí, asegura que the human touch (o el toque humano) en la tecnología es el principal desafío. “Hay que analizar cómo regresar a valores como la cercanía, la empatía y la comprensión de la vieja escuela del uno a uno en la era digital. Aquellas compañías que no sigan trabajando en esta línea tendrán desarrollados sus canales técnicos, pero se distanciarán de la conversación real”, explica.