¿alergia a la transformación?
Cambiar es cosa de valientes. Abandonar viejas estructuras es en muchos casos la única alternativa para sobrevivir. Y si las empresas cambian las personas también. ¿Cómo afectan las transformaciones corporativas a sus colaboradores?
Hay un contexto de necesidad de darle cada día más poder al cliente, a las personas que nos eligen. Sabemos que las compañías subsisten porque los consumidores nos compran y queremos que nuestros modelos de negocio sean sostenibles.
Además hay corrientes culturales y sociales que nos van «moviendo la brújula» del hacer corporativo. No se es de igual forma una «buena empresa» hoy que hace 5 años atrás.
Las modas son buenas si las vemos desde su capacidad de generar «grandes movimientos» y cuando entendemos que es «para allá» corremos con la necesidad de llegar.
¿Pero cuál es el precio?
Arden los índices de rotación, ausentismo, tiempo promedio para alcanzar resultados, ni hablar del clima organizacional…Entonces imaginemos esta escena: el C-Level corre a la meta pero va perdiendo en la pista todos los recursos humanos que impulsan la llegada. La compañía desorientada y más débil que al inicio.
En Destí trabajamos incansablemente para acompañar cambios culturales que nos entrenen como seres humanos, porque entendemos que las transformaciones son desde las personas y que liderar el cambio requiere de empatía, comunicación y buena información.
Nos proponemos conectar con los líderes para que «derramen» la potencia del cambio a toda la compañía, que compartan sus beneficios y sean parte de la conversación con ventajas para cada uno de los involucrados.
Hacer tangible el cambio es hacerlo posible.
Nacen nuevos indicadores, nuevas formas de liderar, más ideas, mejor calidad de escucha y comprensión entre las personas, nos volvemos a unir en objetivos que nos representan y entendemos cada uno de los propósitos que guían el camino.
Todo eso se construye desde adentro, a través de un plan de trabajo interdisciplinario que entiende el cambio como un conjunto de procesos graduales y constantes, que a veces llegan como un salto repentino e imprevisible y se pueden ajustar.