El rey Pirro, nació en el 318 A.C. Sus soldados lo llamaban «El águila» y gobernó en un territorio actualmente ubicado en el norte de Grecia. Su habilidad era la conquista pero todos sus triunfos tenían una característica en común: matanzas absolutas que traían pestes y desastres naturales, las tierras que bajo ley ganaba eran inhabitables para su pueblo, por lo que el costo de la victoria resultaba mucho más pérdida que ganancia. De allí surge la expresión «victoria pírrica»: cuando el vencedor pierde más que el vencido. ¿Les suena?
Ahora sí, volviendo a lo nuestro, ¿Cuántas veces por perdernos en la tentación del «lead ya» hemos agotado la confianza de nuestros clientes? ¿Cuántas compras resultaron ser la última?
Hay un cálculo que invito a que nos lo planteemos más seguido en cada estrategia comercial, de comunicación o propuesta relacional.
– Primero pensá y escribí: ¿Qué me propongo lograr en concepto de victoria con esa acción que me conecta al cliente? ¿A corto plazo? ¿A mediano y largo plazo?
– Y súmale: ¿Qué gana mi compañía? y le restamos ¿Qué gana mi cliente?